Nuestra Espiritualidad

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El hospice es un apostolado católico, en cuya identidad y fundamento se encuentra la Madre de Dios como nuestra inspiradora, protectora y modelo. Deseamos cuidar a los enfermos de un modo materno y al modo de María: humildemente, silenciosamente, encontrando a Jesús en cada enfermo que acompañamos. Cuidando, como enseñó San Camilo, como una madre cuida a su único hijo enfermo.

"La Virgen María desde su “Heme aquí” es el ícono del voluntariado cristiano. Ella es el modelo en el que resplandece la misericordia divina.” Juan Pablo II

La configuración de Jesús con el enfermo constituye un eje central de nuestra espiritualidad. Por ello, resultan clave las palabras de Mateo 25, donde Jesús se identifica a si mismo con aquéllos que tienen hambre, están desnudos, están solos y están enfermos.

“En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi.”(Mateo 25,40).

Otro de los ejes de nuestra espiritualidad, presente en la advocación de la Virgen que elegimos para el nombre que nos identifica (Madre de Misericordia) es vivir la misericordia como actitud fundamental en nuestro acompañar al enfermo que transita el final de su vida. Misericordia que reconocemos, en primer lugar como el más grande atributo de Dios.

“El voluntariado y la misericordia son la misma cosa: ver a Cristo en el pobre. Es el anuncio vivo y constante de la presencia de Cristo que camina siempre con la humanidad.” Juan Pablo II

Qué es la misericordia? Y qué implicancia tiene en nuestro trabajo hospice?
Etimológicamente, misericordia se podría traducir como “dar el corazón al miserable”. Miserable es todo aquél que padece una miseria, ya sea la enfermedad, la pobreza material, la soledad, etc.

Ser misericordioso implica no solo conmoverse por el sufrimiento ajeno sino “ponerse en movimiento”, hacer algo para aliviar ese dolor. Dolor que, en los enfermos que acompañamos, padeciendo enfermedades graves y potencialmente mortales, tiene impactos profundos en toda la persona, en todas sus dimensiones. Por ello, ser misericordiosos con los enfermos que acompañamos significa implicarse profundamente en el acompañar todas sus dimensiones, físicas, psicológicas, sociales y espirituales.

Nos consideramos instrumentos en manos de Dios para llevar su misericordia a sus hijos más desvalidos y necesitados.

El Covid-19 nos presentó un gran desafío HOSPICE EN PANDEMIA

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